La constitución de empresas en el extranjero es algo común, pero que hay que meditar conforme al plan de negocios de la misma. Es un momento crucial para las empresas porque muchas de ellas han muerto en este proceso. Si quieres minimizar los riesgos, presta atención a los siguientes puntos:
Clima de inversión
Es necesario tener claro un conjunto de factores acorde a los intereses de las empresas para tener un buen clima de inversión. Esto es, que empleen una divisa reconocida y fácilmente negociable, mano de obra formada, sistema bancario avanzado, y estabilidad económica, jurídica y gubernamental, entre otros.
Con un buen clima de inversión se busca que la situación coyuntural del país no solo no perjudique a la empresa, sino que la impulse.
Constitución de la empresa
Las leyes varían en según qué territorios y, por lo tanto, este paso puede resultar más o menos tedioso en algunos países. Sin ir más lejos, incluso dentro de la Unión Europea tenemos varios ejemplos de ello. En España, para montar una empresa, las exigencias burocráticas impiden que puedas operar antes de, aproximadamente, un mes. En Estonia, por ejemplo, puedes tener una empresa constituida por internet en 3 minutos.
En este caso es muy importante atender a los costes inherentes de tener una sociedad (y de qué tipo) en ese país. Hay formas jurídicas más baratas que otras.
Entorno fiscal
Es importante prestar atención a los países que tienen firmados convenios de doble imposición con España. Esto evitará que tu empresa se vea gravada dos veces (por el país donde está constituida y por España).
Salvo excepciones, los países que no lo tienen, pueden presentar muchos inconvenientes para sus administradores.
Costes laborales
Los costes laborales conforman la principal partida presupuestaria de la mayoría de las empresas. Y lo es aún más en economías desarrolladas. Según un estudio de KPMG, los costes laborales se sitúan entre el 75 % y el 90 % para empresas del sector servicios y entre el 4 5% y el 60 % en empresas del sector industrial.
Regulaciones de salario mínimo, cotizaciones a la Seguridad Social, pensiones o seguros médicos son algunos de los ejemplos que podrían encarecer este apartado en tu proceso de internacionalización.
Suministros
El coste de los suministros (luz, gas, agua, internet…) ha pasado a un plano secundario para los europeos, pero no deja de ser un papel importante en otros países.
Los suministros, al igual que otros bienes, pueden importarse u obtenerse de diferentes formas (desde la nuclear hasta la fotovoltaica) que encarecen o abaratan su precio. Pero, con independencia de lo anterior, es preferible establecerse en un país con suministro estable (sin cortes) y con una buena red de internet en un entorno cada vez más globalizado (revisa la velocidad máxima de internet del país que estés estudiando).
En conclusión, son muchos los factores que tienes que tener en cuenta para la constitución de una sociedad en el extranjero. Hay muchos ejemplos de fracasos en estos procesos y es nuestro deber aprender de sus errores.
Factores que aquí, en España, se dan por sentado, pueden ser un problema en otros países. Por ello, es importante atender a la diferente legislación que conforma el clima empresarial del entorno y que afecta, por consiguiente, a la constitución de la empresa (sus diferentes formas y costes), el entorno fiscal (convenio de doble imposición y tarifas impositivas), los costes laborales (legislación del trabajador) y los suministros (estabilidad, coste y velocidad de internet).