Una sociedad patrimonial puede ser bastante atractiva para determinadas situaciones, y tiene la capacidad de proporcionarnos determinadas ventajas muy interesantes. Sin embargo, esto depende de cada caso particular y sus características, por lo que debemos conocer a la perfección nuestra situación y entender las claves de una sociedad patrimonial.
¿Qué es una sociedad patrimonial?
Pese a que la reforma de 2015 pasó a llamarlas entidades patrimoniales, muchas personas siguen conociéndolas como sociedades patrimoniales. Estas se caracterizan por dedicarse a la gestión de bienes, ya sean muebles o inmuebles, y no a la realización de actividades económicas. Existen dos tipos habituales de sociedades patrimoniales:
- De tenencia de valores. La actividad de la sociedad gira alrededor de una cartera de valores, y se dedica a invertir en ella. Si llega un momento en el que la sociedad empieza a realizar actividades de gestión gracias a la posesión de esos valores, dejaremos de considerarla como entidad o sociedad patrimonial.
- De tenencia de inmuebles. Suele ser la más habitual, y es una sociedad que posee uno o varios inmuebles cuya actividad no está destinada a la explotación (los administradores pueden arrendar los inmuebles siempre y cuando lo hagan ellos mismos).
Sociedad patrimonial: constitución y motivos para ello
Cuando hablamos de sociedad o entidad patrimonial, debemos saber que esta no tiene ningún tipo de relevancia mercantil, ya que lo único en lo que influye lo encontramos en el plano fiscal. Para llegar a constituir una sociedad patrimonial, primero tenemos que constituir una sociedad, por lo que es indispensable realizar un estudio previo en el que identifiquemos si, para nuestro caso particular, conviene o no constituir una sociedad que convertiremos en patrimonial.
La motivación para hacerlo es clara: separar los patrimonios provenientes de actividades económicas de aquellos que no lo son. Una de las ventajas principales de las sociedades patrimoniales la encontramos en la reducción de la tributación frente a la de una persona normal, algo en lo que profundizaremos, ya que es un punto clave de este tipo de sociedades.
Tributación ventajas e inconvenientes de las sociedades patrimoniales
Cuando tributas como persona física tienes que declarar el IRPF, pero si lo haces como sociedad patrimonial, tu tributación estará en el Impuesto sobre Sociedades.
Sin embargo, convertir esto en una ventaja depende de cada situación particular, ya que el IRPF tiene varios tramos impositivos (pudiendo llegar a un 45 %), mientras que una entidad patrimonial puede tributar a un tipo fijo del 25 %. Esta es la ventaja principal, pero también encontramos distintos beneficios a la hora de constituir una sociedad patrimonial:
- Se garantiza la protección del patrimonio familiar en caso de que las personas físicas se vean en una situación de insolvencia.
- La tributación se hace, exclusivamente, por el Impuesto sobre Sociedades, no por el Impuesto sobre Patrimonio.
- En caso de que los gastos derivados del mantenimiento de inmuebles genere rendimientos, estos se pueden deducir.
- Se facilita la transmisión de los inmuebles (vía participación en la sociedad) en el momento de realizar la sucesión.
- Se ahorran las rentas inmobiliarias o imputaciones por las que se tributaría en el IRPF en caso de no estar arrendados.
Sin embargo, también existen algunos inconvenientes bastante destacados frente a la tributación como persona física:
- No existe la posibilidad de beneficiarse de los coeficientes reductores por antigüedad del IRPF.
- Las sociedades patrimoniales no pueden compensar las bases imponibles negativas.
- No se puede aplicar el tipo impositivo del 15 % por entidades de nueva creación, ni los incentivos para empresas de reducida dimensión.
- No se pueden aplicar las reducciones generales sobre el rendimiento neto del IRPF.
Como vemos, la constitución de una sociedad patrimonial puede traer grandes ventajas, pero es necesario un análisis previo para saber si es rentable a nivel fiscal. Por este motivo, te recomendamos ponerte en contacto con un asesor especializado en la materia, que te pueda recomendar la mejor opción en función de tu situación particular.