En términos contables, se denomina provisión a una cantidad de recursos que reserva una empresa para hacer frente a una obligación contraída. De este modo, guarda tales recursos de fondos hasta la fecha en que deba pagar la factura por esa obligación. Se trata, por tanto, de una cuenta de pasivo.
¿Cuándo generar una provisión?
Si te preguntas cuando generar una provisión, debes saber que hay distintas circunstancias en el devenir de una empresa en que tal figura contable se hace necesaria. Las más habituales son las siguientes.
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1. Provisión para cubrir operaciones comerciales
Es la reserva que debes hacer para cubrir incidencias en tus ventas. Por ejemplo, devoluciones de clientes, gastos por garantías de reparación o revisiones de productos.
Imagina que vendes televisiones con un año de garantía. No sabes cuántos de los que los han comprado utilizarán esa garantía por defectos en el producto, pero basándote en la experiencia de años anteriores puedes dotar una previsión contable que ampare esas pérdidas en las ventas.
Otro ejemplo es que sufras muchas devoluciones de un producto después de venderlo. También puedes realizar una provisión para cubrir esas pérdidas.
2. Provisión para el pago de tributos
Consiste en hacer una reserva contable para cubrir impuestos cuyo importe y fecha de pago todavía no están concretados.
Por ejemplo, se da el caso de que tienes impuestos atrasados, bien por no haber podido pagarlos, bien porque has sufrido alguna reclamación administrativa. Además, sabes que van a cobrártelos a lo largo del siguiente ejercicio. Debes hacer una provisión contable para tener cubierto ese pago y, además, teniendo en cuenta los hipotéticos recargos e intereses, si los hubiera.
3. Provisión para retribuciones del personal a largo plazo
Es la reserva que tienes que hacer para cubrir posibles gastos de personal. Estos son distintos a los de sus salarios o seguros sociales, pero pueden también producirse.
Por ejemplo, tu empresa se ha visto obligada a despedir a dos trabajadores. Sin embargo, estos han recurrido judicialmente la decisión y tus servicios legales piensan que van a ganar el proceso. Por tanto, es muy probable que tengas que indemnizarles. Lo normal en estos casos es que dotes una provisión a las cuentas de tu empresa.
4. Provisión por gastos de deterioro
Los bienes que has adquirido se amortizan en la contabilidad. Es decir, se contabiliza su pérdida de valor. Pero también puedes realizar una provisión cuando estimas que está próxima la fecha en que no podrás utilizarlos.
Por ejemplo, tu empresa ha adquirido una furgoneta hace ocho años. Ya ha sido muy utilizada, por lo cual estimas que el año próximo tendrás que adquirir otra. Puedes hacer la provisión en tu contabilidad para ello.
5. Provisión para otras obligaciones legales
Es la que debes hacer para amparar otras posibles obligaciones de tipo legal distintas a las mencionadas para gastos de personal.
Por ejemplo, imagina que tu empresa tiene un litigio en curso. No sabes si lo ganará o lo perderá. En tal caso, puedes provisionar la contabilidad para cubrir los gastos en caso de que esto último suceda.
6. Provisión para restructuraciones
Te conviene hacerla para amparar costes derivados de una reestructuración en la empresa. Por ejemplo, has planificado otra forma de trabajar basada en la contratación de auxiliares externos para mejorar la productividad. En consecuencia, tendrás que reducir personal.
Puedes hacer una provisión que cubra las indemnizaciones que deberás pagar a esos empleados, pero también el coste de abogados y otros profesionales independientes que puedes necesitar.
En conclusión, debes hacer provisiones para cubrir posibles gastos futuros de tu empresa, estén o no confirmados. De este modo, evitas el desajuste contable y económico que provocarían tales gastos en las finanzas de tu negocio.