Una de las dudas más comunes con respecto a la declaración en el contexto de los matrimonios y parejas de hecho es lo que refiere a la declaración conjunta. En ocasiones conviene llevarla a cabo, en otros supuestos, por el contrario, es recomendable presentarla de forma separada (esto es, individualmente). Ante esta situación, vamos a intentar mostrarte la casuística general de ambos casos, con tal de que cuentes con información suficiente para decidir por ti mismo.
¿Cuándo conviene realizar la declaración por separado?
En atención a lo que la Agencia Tributaria determina, puede afirmarse que los siguientes casos son aquellos en los que se recomienda presentar una tributación diferenciada por cada uno de los miembros de la pareja.
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Cuando ambos cónyuges trabajan y ganan más del mínimo
Si ambos cónyuges trabajan y ganan más de 5550 euros en conjunto, lo conveniente es presentar el IRPF por separado, pues en ese caso se aplicará un mínimo de 5550 euros para uno y 5550 euros para el otro.
Es decir, en este supuesto, los cónyuges pueden beneficiarse de un mínimo diferente para cada uno de ellos, haciendo que la suma total acabe siendo de 11100 euros, y no sencillamente de 5550.
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Cuando existe la posibilidad de deducir por alquiler o compra
Si se adquirió vivienda o se firmó un alquiler antes del año 2013 puede desgravarse determinada cantidad de dinero al presentar el IRPF. Si se tributa de forma conjunta, el máximo es de 1356 euros en total, si se tributa de forma individual, cada uno de los cónyuges podrá desgravar 1356 euros, por lo que se conseguirá el doble del beneficio.
En definitiva, si se da este tipo de situación, la cantidad que potencialmente puede desgravarse llega a alcanzar los 2712 euros en total.
¿Cuándo conviene realizar la declaración de forma conjunta?
A diferencia del caso anterior, es mejor presentar el IRPF de forma conjunta en los siguientes supuestos:
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Sólo uno de los cónyuges trabaja
Si solo uno de los cónyuges trabaja, puede obtenerse un ahorro de 3400 euros en la renta si se hace de forma conjunta. Desde este punto de vista, resulta evidente que la presentación de un solo documento de impuestos para los dos miembros de la pareja será totalmente recomendable si uno de ellos no tiene empleo.
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Si ambos cónyuges obtienen ingresos, en uno de los casos son bajos
En el caso en el que ambos cónyuges trabajen pero al menos uno de ellos no supere los mínimos establecidos por la ley puede seguir siendo beneficioso presentar la declaración de forma conjunta, aunque en este caso deberá solicitarse asesoramiento para contar con la seguridad suficiente.
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Si ambos cónyuges invierten
La clave en este punto se encuentra sobre la posibilidad de compensar pérdidas. Y es que si uno de los cónyuges ha invertido y ha acabado obteniendo ganancias, pero el otro ha tenido un balance total con pérdidas, al presentar el IRPF de forma conjunta y no individual, se consigue que ambas inversiones sean vistas como una única. La consecuencia principal de este hecho es que ganancias y pérdidas se compensan.
Según los casos, esto tendrá como consecuencia que ni un solo euro de las ganancias tribute (pues las pérdidas son superiores), o bien que tributen en un porcentaje inferior (por el modo de funcionamiento de los tramos).
En conclusión, el ámbito de la tributación puede llegar a ser, en ocasiones, realmente complejo. Ante esta realidad, nada es más conveniente que contactar con asesores profesionales que puedan proporcionar las soluciones que se precisan para cada caso. Esto, sin duda, será sinónimo de ahorro total de tiempo y dinero.