La amortización es un tipo de financiación interna, ya que se trata de fuentes de riqueza que provienen de la propia empresa. Según cómo se calcule el tipo de amortización de los activos se irá imputando una depreciación al inmovilizado con intención de tener reservas suficientes preparadas para hacer frente a la reparación, mantenimiento o sustitución del mismo. No obstante, antes de profundizar en cómo se calculan, vamos a comenzar repasando contigo algunos conceptos.
La amortización: tantos, cuotas y valor amortizable.
La figura contable de la amortización aparece para dar respuesta a la depreciación del inmovilizado como consecuencia de la producción industrial. Desde la perspectiva de la contabilidad de costes, la amortización sería la imputación del coste de producción a la cuenta de resultados para compensar la pérdida de valor que sufren los elementos patrimoniales. La amortización se va acumulando para, al final de la vida útil del patrimonio, tener reservado el dinero suficiente para su sustitución.
Dentro de la amortización puedes encontrar tres conceptos bien diferenciados que vale la pena aclarar:
– El valor amortizable es la cantidad resultante de restarle el valor residual al coste de compra, es decir, cuánto dinero es necesario para sustituir el inmovilizado.
– El tanto de amortización es el porcentaje que se le aplica al bien amortizable para calcular la cuota de amortización.
– La cuota de amortización es el dinero que cada ejercicio se destina a la amortización acumulada del bien. Desde la perspectiva de la contabilidad de costes, se trataría de la depreciación del inmovilizado en términos monetarios sufrida durante el ejercicio económico. Es el resultado de multiplicar el valor amortizable por el tanto de amortización.
Tipos de amortización de activos
Ahora que ya tienes claros estos conceptos, vamos a fijarnos en los distintos métodos que existen para calcular la amortización de tus activos:
Método de la amortización constante o lineal
Este método se aplica cuando conoces desde el principio la vida útil del inmovilizado desde el momento de su adquisición. Se divide el valor amortizable entre el número de años. El resultado será una cuota anual constante a aplicar a partir del primer año de compra. La ley 27/2014 del 27 de noviembre del Impuesto sobre Sociedades establece unas tablas con el coeficiente y los periodos de amortización máximos.
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El tanto fijo sobre una base amortizable decreciente
Este método de cálculo tiene en cuenta una depreciación constante del valor del patrimonio. Lo puedes calcular aplicando una cuota fija a un valor amortizable decreciente. El resultado será una amortización mucho más alta los primeros años que se irá reduciendo hasta completar el total.
Método de los números dígitos
Al contrario que en el método anterior, este sistema tiene en cuenta la progresividad en la depreciación, que puede ser ascendente o descendente. Un ejemplo de la depreciación progresiva descendente sería la depreciación de un coche, donde los primeros años pierde valor mucho más rápido que los últimos. En el caso de la depreciación progresiva ascendente el bien se depreciará mucho más rápido los últimos años de su vida útil.
Amortización constante por unidad de producto elaborada
En este caso, lo que se tiene en cuenta para calcular la amortización es la capacidad productiva del inmovilizado, por lo que su cuota se calcula teniendo en cuenta las unidades de producto que deseas elaborar durante la vida útil del mismo. Según su uso, se le asignará un porcentaje que será aplicable al valor amortizable.
Todos estos métodos están sujetos a una normativa y una legislación, por lo que antes de aplicarlos es conveniente contar con la ayuda de un experto contable que te permita elegir cuál es el método que te interesa en cada caso.