¿Cuáles son las partidas de deducciones más recurrentes en un autónomo?

Los autónomos tienen que conocer cuáles son las partidas que se pueden desgravar para cuadrar mejor sus liquidaciones de impuestos. Te explicamos cuáles son las deducciones más recurrentes de un autónomo.

Las partidas de deducciones de los autónomos

En primer lugar, hay que aplicar el sentido común cuando quieres deducir gastos y decidir la cuantía de las partidas de descuento. Solo tienes que incluir aquellos gastos que realmente estén relacionados con la actividad que realizas y, en caso de duda, aplicar un criterio conservador.

La Agencia Tributaria establece una serie de partidas deducibles. Si no cometes fraude de ley, no habrá problemas en tu declaración. Estos son los gastos deducibles en tu declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF):

1. Sueldos

Los sueldos y pagas extraordinarias que tienes que abonar a tus empleados son uno de los gastos fiscalmente deducibles. También se pueden incluir otro tipo de gastos como los de formación. Este es uno de los principales desembolsos que hay que hacer constar.

2. Gastos de explotación

Los consumos de explotación engloban las compras de las mercancías, los suministros, material de oficina o envases. Cualquier empresa que tenga un mínimo funcionamiento va a tener unos gastos de explotación. Estos datos son fundamentales para deducirlos en tu declaración de IRPF.

3. Seguridad Social

 

Las partidas de deducciones de los autónomos

 

Las cuotas empresariales y de los trabajadores a la Seguridad Social son deducibles, así como las aportaciones a las mutualidades privadas con un máximo de 4500 euros anuales. Es recomendable que revises bien esta cuestión porque hay una serie de deducciones en función del tipo de contrato o de las circunstancias personales de los trabajadores.

4. Arrendamientos y cánones

Los alquileres de locales, renting, cánones u otros arrendamientos que no sean de locales o solares no amortizables son gastos que se pueden deducir. Eso sí, te conviene diferenciar bien con otros gastos que no se pueden deducir porque determinados alquileres no son deducibles en ningún caso.

5. Reparaciones y conservación

Los gastos de reparación y conservación engloban las reparaciones de maquinaria, mantenimiento rutinario o inclusión de piezas y componentes. La principal condición para que estos gastos se puedan deducir es que no supongan una ampliación o mejora en el dispositivo. Dicho de otra manera, si las reparaciones van a mejorar el funcionamiento base de la maquinaria, esos gastos no se deberían deducir.

6. Servicios de profesionales independientes

Las empresas necesitan, en ocasiones, servicios de profesionales independientes como abogados, especialistas en marketing, notarios o agentes comerciales. En este caso, las facturas de los honorarios se pueden descontar y, por lo tanto, te conviene tener en cuenta este aspecto para incluirlas en tu liquidación.

 

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7. Tributos deducibles

Las empresas pueden deducir los tributos y tasas municipales como el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). Hay algunos casos en los que también será deducible el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), pero conviene estudiarlos bien.

8. Provisiones

Las provisiones, por regla general, no son deducibles, pero sí se reconoce la posibilidad de aplicarlas para planes de pensiones, actuaciones medioambientales y gastos de reparación. Estos casos concretos sí que se pueden incluir en tu liquidación.

9. Amortizaciones

Las amortizaciones sí son deducibles con carácter general, entendiendo como tales las que se indican en la Ley del Impuesto de Sociedades. El inmovilizado tiene una depreciación a lo largo de los años y es normal que se calcule.

Si tienes interés en que te ayuden a presentar tus liquidaciones de impuestos, en BKF Asesores te podemos ayudar porque contamos con el conocimiento necesario.